1º) El hilo de Ariadna es tu primer poemario editado ¿qué importancia le das al título en el conjunto de la obra?
Para mí el título de un libro tiene el simple objetivo de poder reconocerlo, de la misma forma que ocurre, por ejemplo, con el nombre de una persona. Sin embargo, al imponer el nombre de El hilo de Ariadna a este libro quise reflejar una contradicción. A mí las contradicciones me parecen extraordinariamente sugerentes. Y digo que es así porque a pesar de que el poemario está compuesto de cien poemas que expresan cien emociones distintas, en el fondo, late un único objetivo que es dirigirse por el camino de la belleza y ahí están siguiendo ese hilo de Ariadna que los llevará a ese destino común. Naturalmente, si eso lo consigo o no, lo tendrán que decir los lectores.
2º) En tu poemario juegas con reiteraciones, preposiciones, metáforas, etc. ¿Qué importancia tiene el lenguaje en tu poesía y qué valor tiene la experiencia de las cosas que ha vivido el poeta?
El lenguaje es fundamental porque es el medio por el que se expresa el poeta. En ese sentido, tenemos el deber intelectual de darle florecimiento, y no porque haya que hacer pedagogía, porque yo creo que el poeta no es un pedagogo, sino porque a través de nuestros poemas expresamos ideas, emociones e imágenes plásticas pero también lingüísticas y todo ese universo literario no puede formularse desde la pobreza idiomática.
En cuanto a las vivencias del poeta, son también fundamentales. Lo son como fondo vital que se convierte en cultural, pero no basta sólo con eso. No debemos olvidarnos que la imaginación habita todos los mundos, los existentes y los que no lo son. Tampoco hay que olvidar lo que nos enseñaron los grandes maestros. Así que experiencia, cultura e imaginación es una combinación perfecta. La intensidad de cada una de ellas puede variar en cada poema pero todas ellas deben estar presentes en alguna medida.
3º) Muchos de tus poemas invitan a la reflexión. ¿Has procurado este efecto en el lector de manera consciente?
A veces sí, aunque no siempre lo hago conscientemente. La invitación a la reflexión supone alargar la vida del poema más allá del poeta. Hacerlo vivir en el mundo del lector, que el poema adquiera una vida extramuros del papel donde vive su primera existencia. Pero me gustaría hacer otra reflexión en este contexto. Yo tengo la absoluta seguridad que el poeta dice cosas conscientemente pero también dice otras muchas de forma inconsciente. De tal manera que cuando uno lee, al cabo del tiempo, un poema suyo descubre nuevos matices que le había pasado inadvertidos en el momento de la creación. También la crítica literaria descubre colores que uno mismo no había meditado con la suficiente calma. Eso es debido, según mi opinión, a la obra del subconsciente que deja su huella en el poema conviviendo con consciencia de forma absolutamente pacífica.
4º) El amor, es una de las temáticas más importantes de la poesía y que también aparece en El hilo de Ariadna, se diría que el amor siempre aflora en la poesía en ausencia del ser amado. ¿Es necesaria esa ausencia y el deseo del ser querido para poder escribir poesía?
Gerardo Diego, hablando de Federico García Lorca, dijo que aunque personalmente era extremadamente alegre, sin embargo, en su poesía, era en los momentos trágicos donde resultaba un genio. Creo que a los poetas con el amor les sucede lo mismo. Es magnífico cantar las excelencias del amor correspondido pero el amor ausente, el que está en peligro, tiene un temblor propio, una mayor profundidad lírica, un desgarro emocional más intenso que lo hace más próximo al poeta que busca siempre la emoción más pura para entregársela al lector y que él la reciba en su universo particular.
5º) “Tiene esa hoja en blanco una mirada desmayada. / Un suicidio de nieve empapelada. / Tiene la hoja en blanco un beso guardado en la solapa. / Una vocación de ser diferente a las otras blancas. / Una cama de plata ensabanada.” Dice la tercera estrofa de tu poema “La hoja alborada” (pag.8 – El hilo de Ariadna) ¿Cómo comienzas ese proceso creativo delante de la hoja en blanco? ¿Cómo surge el poema? ¿Revisas los poemas después de escribirlos?
Yo, particularmente, no tengo el problema de la hoja en blanco. Y no lo tengo porque cuando me pongo a escribir es porque una necesidad interior me empuja a ello, porque tengo algo que decir, que expresar. Yo escribo poesía mentalmente y cuando la emoción me empuja, casi violentamente a veces, escribo lo que siento. Nunca me pongo con una hoja en blanco a esperar la inspiración. Todo lo contrario, es la inspiración la que me vuelca a la hoja en blanco para vulnerar su blancura. La idea de este poema surgió por una conversación con un amigo que me hablaba de ese hecho. Así surgió esa composición pero el poema puede surgir de cualquier cosa y en cualquier momento. Yo, por mi modo de trabajar, tengo dos instantes precisos en mi poesía; el creativo que es siempre mental y el segundo que es el momento en el que lo reflejo en el papel. Escribo mis emociones y lo hago tal y como las siento. Por esa razón no corrijo los poemas después de escribirlos. Nunca lo he hecho. Sé que muchos escritores corrigen sus obras una y otra vez hasta que consideran que el poema está terminado. En mi caso no es así porque tengo la sensación, y esto es una cuestión muy particular y subjetiva, de que si modificase un poema lo estaría traicionando.
6º) No se puede escribir poesía como tú lo haces sin haber pasado por muchísimas lecturas de otros poetas. ¿Cuáles han sido tus favoritos y los que más te han influido en tu voz poética?
Efectivamente he leído mucha poesía y de todas las épocas y lugares preferentemente española e hispanoamericana, aunque le he prestado también mucho tiempo a la poesía japonesa.
Yo nunca descarto ningún tipo de poesía. De forma jocosa diría que me gusta hasta la que es mala porque siempre me conmueve la intención del poeta aunque no haya conseguido unos brillantes resultados.
Dicho esto, mis preferencias se inclinan de una forma muy clara por la poesía de la Generación del 27 y la época inmediatamente anterior y posterior. La que algunos vienen en llamar la de Edad de Plata y que yo llamaría de Platino. Fue un movimiento poético que generó una poesía sublime a través de Federico García Lorca, Juan Ramón Jiménez, León Felipe, Rafael Alberti, Miguel Hernández y un largo etcétera. Éstas son mis preferencias más claras, pero dentro de eso siempre he tenido una preocupación. Me desasosiega pensar que podemos disfrutar de esos grandes maestros porque el acceso a su obra es muy asequible. Todos ellos están en la primera línea de las librerías, en ese rinconcito que nos dejan a los poetas, pero en primera línea. Sin embargo, ¿Cuántas buenas obras, cuanta belleza nos habremos perdido por desconocimiento de su existencia, cuántos magníficos poetas nos habrán pasado inadvertidos porque han quedado fuera de la viciosa ruta mercantilista?
En cuanto a la pregunta de qué poetas han influido en mi poesía, he de confesar que lo ignoro aunque sospecho que todos ellos de forma inconsciente. En alguna ocasión aprecio un cierto aroma a otro poeta y que supongo que el lector también advertirá. Eso es inevitable porque forma parte de nuestra cultura personal y en ocasiones trasciende de nuestro bagaje intelectual y se pone a vivir en las líneas que escribimos de forma natural y espontánea.
7º) ¿Habrá una continuación de El Hilo de Ariadna en otros trabajos o es este libro un hecho aislado? ¿Podemos decir que has tomado con la publicación de este poemario un compromiso con la poesía?
En mi trayectoria como articulista siempre trabajaba y trabajo en varios proyectos a la vez. Comienzo con uno, sigo con otro, vuelvo al primero, comienzo el tercero, etc. Es la emoción la que marca la hoja de ruta. En los libros me sucede lo mismo. En este momento, estoy trabajando en un libro de poesía, que por su extensión puede considerarse prácticamente acabado. Estoy también escribiendo otro de prosa poética en la que, más que relatos breves, lo que hago es plasmar expresiones estéticas. Estoy terminando también un libro de haikus porque soy un gran apasionado de la poesía tradicional japonesa. También estoy trabajando en una serie de reflexiones, con una cierta carga de investigación, sobre temas literarios.
Así que, respondiendo a la segunda parte de la pregunta, tengo el deseo y firme intención de comprometerme con la poesía. Lo he hecho, desde que era un adolescente desde el punto de vista del lector, pero mi deseo es que ese compromiso sea de ida y vuelta. Completar el círculo.
Quiero agradecer, finalmente, a través de estas líneas, esta oportunidad de poder hablar de poesía. No voy a caer en la tentación de definir la poesía tal y como se viene haciendo últimamente por muchos poetas, casi obsesivamente. Pero sí que me gustaría terminar estas líneas diciendo que, más allá de la búsqueda de la belleza, la poesía es necesaria en nuestras vidas como la expresión más luminosa del ejercicio de la libertad.