1º) El amor que mueve la historia, es el título de su cuarto poemario. Después de tantos años dedicado más a la narrativa, vuelve a retomar el género poético en este libro ¿Por qué? ¿Ha sido algo meditado?
En realidad, no es que haya “retomado” el género poético con este libro.
Lo que he reiniciado, con él, es la publicación de mis poemas que antes destinaba a círculos de amigos, familiares etc. Pero la situación moral, provocada por la crisis mundial de valores éticos, me ha hecho reaccionar y encontrar en el Amor Universal y en la creatividad de la Poesía lo que Celaya llamó “un arma cargada de futuro” con la que quisiera “armar” contra el pesimismo y la indiferencia y contra el espíritu de lucro y de competitividad a quien me quiera leer o escuchar.
2º) ¿Qué adjetivos utilizaría para describir su obra y por qué?
Creo que lo más importante de mi trabajo está en su contenido. Es una obra para “pensar con el corazón” más que con la razón analítica. Una obra para enriquecer los sentimientos espirituales. Por algo he llamado a la última parte “Bienaventuranzas de la Evolución”. Pero sin ningún sentido religioso y, por supuesto, sin olvidar la estética.
3º) ¿Qué desea que el lector capte cuando se adentre en la lectura de sus poemas?
Evidentemente Amor. Sentir el déficit de Amor que en estos momentos impera en el mundo y cómo esa falta de Amor nos puede llevar a la catástrofe. Pero con una fuerte esperanza de que la fase capitalista se derrumbe pronto derrotada por lo mejor que aún guarda la humanidad dentro de cada uno: la Bondad y el imperativo de Justicia.
4º) ¿Es la suya una poesía revolucionaria dados los tiempos que corren?
Desde luego. Ahora bien yo prefiero la palabra subversión. O el sentido subversivo que debe tener toda revolución para ser auténtica. El principal valor que hay que subvertir es el ánimo de lucro y de poder por el ánimo de ayuda mutua, de cuidado de nuestros otros, y de ternura. O, como explica Eric Fromm, subvertir el deseo de tener y convertirlo en deseo de ser.
5º) ¿Nos encontramos ante un trabajo muy elaborado o tal vez escribe de forma impulsiva y/o espera la llegada de la inspiración?
Antes de empezar a escribir, hay siempre una cierta elaboración de ideas. Luego, me dejo llevar totalmente por la inspiración. Es como si escribiese al dictado de no sé quién (se les podría llamar musas). O como expresó una vez una nieta mía cuando su madre le preguntó de dónde sacaba unos versos tan bonitos: “No sé; me llegan las palabras a la boca”
6º) En su poesía hay incursiones a la prosa poética. ¿Es quizás una forma de expresión más libre frente al verso estructurado o la rima?
Yo no creo que sean “incursiones a la prosa poética”. Se trata más bien de desbordamientos de la poesía que se escapan al corsé de la rima y el metro para no perder la fuerza del conjunto poético ni la expresión poética de lo que se quiere transmitir tal como llega de la inspiración.
7º) ¿Cree que es necesario algún estado emocional para que fluyan mejor los versos?
Sí, desde luego, tanto en el poeta como en el lector u oyente, hace falta un espíritu constructivo. La poesía, etimológicamente, viene del verbo griego “poieo” que significa hacer, construir, crear. No sólo crea emociones el que escribe poemas; el que las recibe debe recrearlas en su interior.
8º) ¿Qué poetas y qué lecturas han sido sus referentes?
Entre mis referentes poéticos, debo destacar a Machado, Bécquer y León Felipe. Como prosistas, a Kant, Marx, los llamados “teólogos de la liberación”, y mi propio hermano José.
9º) ¿Se encuentra inmerso en algún otro proyecto literario?
Sí, me gustaría recopilar y rehacer una serie de poemas que podrían quizás publicarse bajo el título de “El eterno retorno de la Esperanza”.