Entrevista a Antonio Díaz Tortajada tras la publicación de su libro “Rastreando tu nombre”
P.- Antonio Díaz Tortajada es el autor de Rastreando tu nombre, un poemario lleno de amor, esperanza, pero también crítica a al ser humano.
R.- Rastreando tu nombre tiene un valor testimonial y necesario gracias a la poesía mística que conlleva. Uno no puede plantearse la literatura como un oficio material, es decir, como la posibilidad exclusiva de ganarse la vida. Y no puede planteárselo así porque la palabra es trascendente, la palabra es lo que más nos acerca a Dios, y eso es lo que nosotros logramos conservar.
Al hombre de hoy, arrastrado por el afán consumista, agobiado por el ritmo desenfrenado de la sociedad moderna, hipnotizado por el despliegue visual de los medios de comunicación y la plástica subyugante del mercadeo mismo, a sintonizar con un mensaje que no está hecho de artificios, a serenarse y contemplar
Rastreando tu nombre tiene un valor testimonial y necesario gracias a la poesía mística que conlleva.
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P.- Rastreando tu nombre es un poemario de amor, tan presente en la poesía. ¿Qué tipo de amor es el que aparece en el libro como una constante?
R.- Rastreando tu nombre es un poema místico. Es la unión en el Amor del Amado y la Amada. Esta experiencia espiritual, que, elevada a arte, desborda cualquier expectativa en una sana y culta sensibilidad, es tan íntima, tan vital, tan concluyente, que el poeta místico, contrariamente al llamado poeta religioso, nunca se preguntará, ni siquiera como recurso estético, por la existencia o no existencia de Dios, ya que Dios no es, para aquel, conocimiento que cuestiona, sino vida que celebra en íntima experiencia de amor.
Rastreando tu nombre es un poema místico. Es la unión en el Amor del Amado y la Amada.
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P.- Muchos pensamos que la poesía a diferencia de la narrativa es un cuestionamiento, una forma de plantear dudas. Esto lo podemos observar en Rastreando tu nombre por ejemplo en “¿A qué exacta distancia de ti podrán desarrollarse sus vidas? / ¿Cuál será la medianía sagrada entre el todo y la nada, / entre el hielo y el fuego, donde sus vidas hallen sosiego?”. ¿Por qué eligió la poesía como forma de expresión?
R.- La poesía mística nos es una concelebrada experiencia divina a la que el ser supremo nos invita por medio del poeta. No puede haber celebración sin experiencia mística, ni es tampoco suficiente el sólo conocimiento cultural de la mística para entender las verdades divinas porque esta es experimental ágape de amor: Con el estudio teológico —viene a decir San Juan de la Cruz— pueden entenderse las verdades divinas con la mística, que es ejercicio de amor, no sólo se conocen, sino que también se experimentan. Y esto sólo se puede construir a través de la poesía.
No puede haber celebración sin experiencia mística
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P.- Rastreando tu nombre está divido en dos secciones. “Rastreando tu nombre” y “Variaciones sobre la búsqueda”. ¿En qué se diferencian los poemas de estas dos secciones?
R.- Ambas parte forman un todo; son dos caras de una misma moneda
Ambas parte forman un todo; son dos caras de una misma moneda
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P.- ¿Cuánto tiempo le llevó escribir Rastreando tu nombre?, ¿Cómo fue el proceso creativo?
R.- La poesía mística es mucho más que la poesía religiosa. Si ésta la puede hacer cualquier poeta, la poesía mística sólo puede hacerla quien tiene experiencia mística, de unión con el Transcendente. Por eso, la poesía mística hay que entenderla como el arte de expresar, por medio de la imagen estética tallada con la palabra, la experiencia de la progresiva unión amorosa con lo divino. El místico puede encontrar, de este modo, en la literatura, más que en el discurso filosófico, el mejor cauce para expresar esta honda experiencia de unión con Dios. No cuenta el tiempo (cronós), sino el tiempo (kairós).
La poesía mística sólo puede hacerla quien tiene experiencia mística, de unión con el Transcendente
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P.- Rastreando tu nombre es un libro muy reflexivo. ¿Trata de buscar la reflexión del lector?
R.- Más que poesía mística, lo que sí se ha dado en todas las edades y culturas ha sido lo que el polígrafo español Dámaso Alonso denomina “poetas líricos a lo divino”, a los que, más bien, habría que decir “poetas religiosos” —“arraigados” unos, “desarraigados” otros— sin una honda experiencia de la unión mística. La historia de la poesía es sobreabundante en poemas aislados que, si no son místicos, pueden considerarse paradigmas de la poesía religiosa. Desde la poesía mística, ésta ayudará al hombre a pensar o a bucear en sí mismo.
Desde la poesía mística, ésta ayudará al hombre a pensar o a bucear en sí mismo.
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P.- Como lector no puedo evitar pensar en Dios cuando leo Rastreando su nombre y no puedo evitar pensar en la búsqueda de Dios. ¿Trata Rastreando su nombre de esa búsqueda del hombre hacia Dios?
R.- La poesía mística sale de ese mismo sentir, del saber que hay un Otro que mira a través de toda la gente que tenemos cerca, y que espera por nosotros. Y también que nos ama y nos busca continuamente; es un juego de búsqueda, de un continuo descubrir del Otro. Es como cuando uno se enamora y va descubriendo en el otro cosas que al principio no había visto, y que al descubrirlo lo enamoran a uno más de lo que había estado al principio. Y en la medida que lo vas conociendo, vas descubriendo más razones para amarlo. Ese es mi propio camino.
El poeta san Juan de la Cruz es —según la más autorizada crítica— el prototipo de la poesía mística. La maestría del lenguaje, en el que imprime su experiencia de unión con el Otro en el amor, lejos de una supuesta imitación de imágenes incorporadas del Cantar de los Cantares, de la lírica amatoria y de la poesía pastoril italianizante, hace de los poemas sanjuanistas un estilo personal e irrepetible. Ahí es donde me quiero fijar.
La poesía mística sale de ese mismo sentir, del saber que hay un Otro que mira a través de toda la gente que tenemos cerca
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P.- ¿Qué libros de poesía o qué autores son los que más le han influenciado a Antonio Díaz Tortajada?
R.- No puedo olvidar a los clásicos españoles como san Juan de la Cruz o santa Teresa de Jesús y a nuestros contemporáneos Vicente Aleixandre, José Luis Martin Descalzo y José María Valverde.
La poesía mística no pasa nunca, y hoy en día tiene una vigente actualidad o un perfil más acentuado. La poesía que permanece siempre será poesía religiosa —el hombre religado a lo trascendente— ¿Qué poeta, independientemente de su creencia o descreencia, no ha escrito algún poema religioso?
La poesía mística no pasa nunca, y hoy en día tiene una vigente actualidad o un perfil más acentuado.
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P.- ¿Habrá un siguiente libro de poesía después de Rastreando tu nombre?
R.- Toda mi poesía, desde mis libros anteriores como El silencio de Dio, Variaciones sobre el Génesis, o La cena que enamora, como los futuros tienen un enganche en lo divino, y por tanto en la mística. La poesía mística, en definitiva es un diálogo entre dos personas. Entre una que es absolutamente trascendente —de ahí que vayamos rastreando su nombre, su identidad— y otra que es más pequeña, más breve, pero que en la medida que se comunica con ese ser totalmente Otro, de alguna manera también trasciende. Habrá algún libro más de poesía, Dios mediante.
La poesía mística, en definitiva es un diálogo entre dos personas.
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