de Pureza Canelo.
Editorial Pre-Textos, Colección Poesía, nº 1.521.
64 páginas.
“Retirada nació sin brújula. Iban a ser unas líneas que no vería publicadas, lo que no se ha cumplido.” Y abundando aún más en la naturaleza de la obra, en su esclarecedor texto de arranque podemos leer igualmente: “Qué será Retirada. Un volver sobre lo vivido y lo escrito hincada en el adiós, sin pena ni gloria. Contarlo: he estado aquí, compartí sufrimiento, no superé lo desabrido de la especie humana mordiéndose y ajustando sus horribles cuentas, ni mi pertenencia a ella contribuyó a mejorarla”. Así, con tal amargura, lo escribe la poeta extremeña Pureza Canelo (Moraleja, Cáceres, 1946) en su nuevo libro publicado por el sello Pre-Textos, efectivamente titulado Retirada. Premio Adonáis en 1970 por Lugar común, Pureza Canelo ha trazado un sólido itinerario en el universo de la literatura: académica de número de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, su obra poética ha merecido la Medalla de Extremadura y reconocimientos tales como el Premio “Juan Ramón Jiménez” de 1980, el “Ciudad de Salamanca” de 1998, el “Francisco de Quevedo” de la Villa de Madrid en 2009 o el “Ciudad de Torrevieja” en 2010. Entre sus libros destacan Celda verde (1971), Habitable (Primera poética) (1979), Tendido verso (Segunda poética) (1986), Pasión inédita (1990), Moraleja (1995), No escribir (1999), Dulce nadie (2008) o A todo lo no amado (2011). Como gestora cultural, desde 1999 es directora gerente de la Fundación Gerardo Diego.
Un sentimiento tangible de frustración e impotencia recorre las cuarenta y seis reflexiones líricas, los cuarenta y seis poemas en prosa que conforman Retirada. Pese a la “esencialidad”, la “claridad” y la “profundidad”, declaradas premisas de la escritura, y de una luminosa “consigna” –“de la vida a la palabra, de la palabra a la vida”-, la relación entre existencia y lenguaje ha de ofrecer un saldo forzosamente negativo, dada la incapacidad del hecho textual para acotar un territorio de verdadera salvación –“El poema, abismo de sí, no termina ni comienza”-. Escribe Pureza Canelo que la poesía “pierde batallas”, para añadir casi de inmediato: “…la mía no puede más”. Por el camino, cierta revelación compartida con Clara Janés o un genuino homenaje a las indagaciones líricas de Juan Ramón Jiménez –“Brocales de luz hacia el centro de la tierra. Como para atrevernos el resto”- figuran en el haber de un libro austero en su expresión, cerebral más que meditativo, que alguna vez vislumbra la esperanza –“En retirada creceré, lejos de los años perdedores”- pero abocado al vértigo irremediablemente –“Retirada, ¿a dónde?”-.