PRESENTACIÓN DEL LIBRO IRREVERENTE de Pilar Martín Pérez 2 de Diciembre Valladolid
















R.- Borges escribió dos sonetos al ajedrez. El primero de ellos termina con este terceto: “En el Oriente se encendió esta guerra / cuyo anfiteatro es hoy toda la Tierra. / Como el otro, este juego es infinito”. Sus dos sonetos siempre me han fascinado y son una inspiración fundamental para este libro. Los leí por primera vez con 16 años y me alegraron la vida al descubrirme que se puede escribir poesía sobre el ajedrez.
R.- El ajedrez y la Literatura, incluyendo la poesía, son dos pasiones fundamentales y perennes en mi vida. Así que era cuestión de tiempo que cristalizaran en una obra así, con ambas fundidas. Antes de este poemario había escrito una Partida de ajedrez en romance que tuvo mucho éxito. Luego quise escribir un soneto de ajedrez, llevaba tiempo con el primer verso rondándome la cabeza: “Las torres que vigilan la frontera”. Cuando por fin lo saqué, me quedé muy contento y fui a por el segundo.
En cuanto a la segunda pregunta, soy un gran aficionado al ajedrez desde los 5 años, cuando me enseñó a jugar mi padre. El juego me apasionó desde el principio e intuí lo que hay en él de arte, de forma de expresar belleza. A la lectura también me enganché muy pequeño, pero la poesía no me interesó hasta los 16 años. Así que me es difícil contestar concretamente, también va por épocas: actualmente dedico más horas al ajedrez que a leer poesía.
R.- El soneto siempre me ha atraído mucho, me fascina el poder de un soneto bien acabado. Es de las formas métricas que más me interesan y, por lo tanto, mi impulso poético me anima naturalmente al soneto, que además casa bien con mis características en cuanto a su estructura, métrica y tono.
También encuentro un paralelismo entre el soneto y el ajedrez: reglas estrictas, rígidas, un escenario aparentemente encorsetado pero que en realidad permite infinitas posibilidades. Esto da un encanto especial a ambas artes, y por supuesto a su combinación.
R.- Fue casi desde el principio: llevaba menos de diez sonetos cuando sentí que podía llegar a 64, o al menos me impuse ese reto. Que sean 64 es una forma de demostrar que había un reto, también es el homenaje redondo y justo al ajedrez. Mi convicción era, y sigue siendo, que esta obra merece fama por lo menos en ciertos ámbitos literarios y ajedrecísticos.
R.- Sí, creo que mientras exista la Humanidad existirá poesía, y también se conservará el juego del ajedrez. Ambas artes ennoblecen y elevan al ser humano, cultivan espíritu y mente, y nos unen.
R.- Puedo destacar a Quevedo y Borges tanto entre mis favoritos como entre los que más me han inspirado, particularmente como sonetistas. Rubén Darío me aficionó a la poesía y luego he tenido mis épocas de Bécquer, Neruda, García Lorca, Machado, Miguel Hernández, Lope de Vega… Sin olvidar los sonetos de Garcilaso y los de Shakespeare.
R.- He publicado varios libros de viajes y estoy trabajando en otro. También tengo una buena idea para una novela, y tengo ganas de ponerme a escribirla. Esos son mis próximos proyectos literarios. Más adelante seguramente escriba sobre ajedrez, pero de otra forma (artículos, semblanzas, incluso novela). Y también quiero escribir y publicar más poesía. Quizá incluso intente ampliar la colección de sonetos ajedrecísticos de Este juego es infinito.