Los escritores madrileños Nieves Herrero y Antonio Daganzo han resultado ganadores del Premio de la Crítica de Madrid que otorga la Asociación de escritores y críticos madrileños.
Como si no hubiera un mañana de Nieves Herrero es una novela capaz de fundir el género periodístico con el histórico y el emocional, la historia de amor entre Ava Gardner y Luis Miguel Dominguin contada al detalle nos sirve también como ejercicio de memoria de nuestra propia historia. Documentada con enorme cuidado, escrita con esmero, la desgarradora historia de amor de dos personajes tan distintos es una prueba de gran literatura.
Nacida en Madrid en 1957, Nieves Herrero ha desarrollado una intensa labor periodística en el mundo de la televisión, donde su nombre ha estado siempre entre los más destacados. Al mismo tiempo, aunque con interrupciones, ha sido capaz de escribir una obra literaria que ha ido ganando en respeto y admiración, no en balde, su anterior novela, Lo que escondían sus ojos, tuvo una respuesta excepcional por parte de la crítica y el público. En palabras de Pablo Méndez, Nieves Herrero está renovando el género periodístico con libros tan interesantes como bien escritos y llenos de emoción.
Juventud todavía de Antonio Daganzo, galardonado este año con el premio de poesía, es la última obra de uno de los poetas más interesantes surgidos en los años noventa, un poemario lúcido, intenso como pocos, sobre ese paso en el que se empieza a ver el tiempo como un enemigo irreconciliable que se llevará lo mejor de nuestra vida, Daganzo es uno de los poetas más líricos y conmovedoras que tenemos.
Nacido en Madrid en 1976, Antonio Dagamzo estudió Periodismo en la Universidad Complutense y es autor de varios libros de poesía, Siendo en tu aire y oscuro, Que en limpidez se encuentre, Mientras viva el doliente que tuvo una gran acogida, fue Mención de Honor Luis de Góngora y Libro Recomendado por la Asociación de Editores de Poesía. Especialista en música clásica, su libro Clásicos a contratiempo está considerado una de las mejores obras modernas de difusión sobre la música de siempre.
En palabras de José Elgarresta, escritor y presidente de la Asociación Madrileña de críticos y escritores madrileños, Nieves Herrero y Antonio Daganzo, son periodistas de distinta generación que están sabiendo, cada uno en un género distinto, dar una nueva dimensión a la literatura como manera imprescindible de comunicación.
Con una dotación de 7.200 €, el PREMIO DE POESÍA CIUDAD DE BURGOS es uno de los premios mas prestigiosos de la literaura actual. En su edición anterior resultó premiado “La casa de la cruz” de Isabel García Mellado.
P.- ¿Es necesaria esta plataforma?
R.- Desgraciadamente sí. Pese a que se ha formado una comisión para el cuarto centenario para promocionarlo y se han programado 229 actos de teatro, danza, fotografía, etc. se han olvidado de los escritores. El Cuarto Centenario debería servir para promocionar no sólo la figura de Shakespeare sino también potenciar al escritor de hoy. Es por ello que decidimos desde el Grupo editorial lanzar la iniciativa del cuarto centenario.
P.- Quizás sea este el último homenaje que se le pueda hacer a Cervantes en los próximos cien años. ¿Es este el momento de rendirle homenaje?
R.- No puede haber otro momento más idóneo y es posible que no podamos hacer un homenaje igual en mucho tiempo, es por ello que el sector privado debe cubrir lo que el sector público no llega por falta de información o por falta de medios. Sabemos que muchos escritores no son seguidores de Cervantes y eso es lo que queremos incentivar.
P.- ¿Por qué no hacer una colaboración conjunta del sector público y privado?
R.- Lo hemos intentado nos pusimos en contacto con la comisión para intentar coordinar y pedir permiso para utilizar el mismo logotipo y desde la administración nos dijeron que no se podía usar dicho logotipo ya que era una marca registrada del Ministerio de Cultura, así que pese a ser un derroche de recursos creamos nuestro propio logotipo y decidimos caminar por nuestra cuenta.
P.- ¿Con qué presupuesto contáis para la plataforma?
R.- Nos hemos puesto de límite cuatrocientos euros que irán casi todos en publicidad, el resto lo estamos haciendo con los medios del Grupo editorial y la participación desinteresada de los escritores. La celebración del cuarto centenario ha sido considerada acontecimiento excepcional de interés público y el Ministerio ha destinado cuatro millones de euros. Sería muy triste que esta plataforma tuviese más aceptación que el plan del Ministerio con incentivos fiscales y dotación presupuestaria.
Ya en el primer poema «Confidencia», Carmen Badillo hace una declaración de principios y de intenciones:
“Escribo para que la luz
traspase la anchura de mi ser”
Se trata de una dimensión personal de su poesía donde la luz va a ser el eje trasmisor de la palabra que se aloja en su pecho, origen del alma, abrigo del corazón, alegoría de la vida y centro de gravedad de su voz poética.
Esta voz está «Detenida» dentro de los versos, que son como una casa en la que espera a que un lector desconocido le dé vida haciendo de la palabra un abrazo. En otras dos ocasiones se descubre a este alter ego reclamando protagonismo: en «La voz dormida», como símbolo de la reparación de su “ser herido” y desdoblándose en paloma que sufre un profundo dolor físico, real, en «Preguntas por mi dolor».
También hay pistas para el conocimiento del yo creador en «Búscame», donde nos expone una guía para aquellos que pretendan adentrarse en su interior, a través de la naturaleza, pero el límite de la indagación llega hasta donde comienzan sus sueños.
El lector se sitúa en el libro como un observador privilegiado ante los acontecimientos vitales o los profundos pensamientos.
Muchos son los elementos naturales a los que acude la autora para que expresen sus sensaciones, sus emociones, como la humilde hoja que cae sobre el río, los apocalípticos caballos del desamor y de la muerte o la reverberación de la luz en el agua, que es un llanto del alma…, como el abrazo al jacaranda o a la luna (el abrazo, otro tema presente a lo largo del poemario, como forma de amor místico)…, al igual que la lluvia a modo de encarnación de la inocencia, o como el mar, destino, anhelo e incluso personaje de cuento.
Las anécdotas biográficas como su pasión por la música en «Seducida por el canto», «El concierto», «Al maestro» son periódicas, del mismo modo que el recuerdo de su padre en «Búscame» y «Luna clara» o de su abuela, «Mi abuela Carmen», donde los epítetos marcan los mágicos detalles del poema. Sus hijos Silvio -corazón que late y que galopa- y Gabriela -hija de la luz-, así como su sobrino Ángel emergen por las páginas del libro dando fe del amor de madre y de su especial sensibilidad.
Salpicados entre sus páginas, aparecen los temas poéticamente recurrentes: la soledad,
recuerdos de infancia o las composiciones autobiográficas, en las que plantea un análisis reflexivo. En «Soy mujer del sur» nos habla de su nombre “soy Carmen” y juega con su significado: canto, canción, poema…, mientras que con «Alma de mujer» se confiesa -humildemente- y anuncia que “sin ser poeta nacerán poesías”.
Lo simbólico pulula a lo largo de su versos de manera constante: la libertad de los pájaros, de las cometas, el poder regenerador de la omnipotente luz, las estrellas, la lluvia -su deseo de ser agua como forma de unión natural con este mundo-… y las imágenes cercanas a Lorca o a Alberti como la luna, el pozo, el mar o la niña.
El dolor queda patente en numerosas ocasiones a lo largo de la obra. Es un tormento físico “de cuchillas de acero” que expresa los estadios del sufrimiento humano con una angustia insomne. Este aislamiento que produce la aflicción de saberse enfermo queda superado en el poema «Gratitud»
El único reproche encontrado en el poemario es el que podemos apreciar en «Equidistante», un texto donde los sentimientos se desnudan ante un espejo, con un juego de reflejos que culmina así: “cuando te perdí, me encontré”.
También veremos alusiones a pensamientos filosóficos y religiosos -hilo conductor en algunos de sus poemas-, con los que pretende diluir sus versos y consigue hacerlos trascendentes.
Dos personajes humanamente cotidianos están magistralmente dibujados: María Luisa, en «Cautiva» donde se describe el afán de superación de una mujer, truncado a veces por el fracaso. El otro es el «Saltimbanqui», héroe intermitente que trabaja gracias a los semáforos en rojo, fielmente retratado.
No hay que olvidar los homenajes a su Málaga natal, que se muestra en «Inmensidad», a Lorca, a M. Troisi, ni los poemas finales de su hija Gabriela que promete continuar la saga.
En resumen: un libro ameno, intimo, reposado y una promesa poética hecha voz, que expone la ternura de una mujer subiendo, peldaño a peldaño, la escalera hacia La Luz.
Confidencia
Escribo para que la 1uz
traspase la anchura de mi ser,
la belleza me contenga
y la palabra restaure el olvido.
Para eximir el dolor
pues nos hemos ido comiendo la tierra,
ya solo pisamos el asfalto.
Hasta la urraca que se ha posado
un instante en el alfeizar
lleva en su pico azabache
la luna menguante,
que sigilosa sustrajo a la noche.
Engullidos por el tiempo
devoramos la vida.
Escribir porque ya nada nos sorprende,
porque el canto y el verso
contienen la palabra
y la palabra es bienhechora
para trazar el camino a los sueños.
Porque escribir es una forma de amar,
de acariciar con las palabras.
Podemos con palabras
crear el final de la historia
y transformar el mundo.
Escribir para sanar,
conectar con mi yo superior
y que la poesía suceda. Del amor
Mis amores tienen nombres
son mis ansias, mis deseos.
Carrusel que no se detiene
carrusel que mueve el tiempo.
Mis amores tienen nombres
y si no, me los invento.
Los amores perdidos,
los llevados en secreto,
los que cultiva la mente,
los que la soledad mece en silencio,
los sinceros.
Los que morirán conmigo
porque conmigo nacieron.
Mis amores tienen nombres
son mis ansias, mis anhelos.
Y no han de importarme
amores ni nombres,
se ama sin pretenderlo.
El amor tiene alas
que nadie puede cortar
porque le nacen de adentro.
Ya en el primer poema «Confidencia», Carmen Badillo hace una declaración de principios y de intenciones:
“Escribo para que la luz
traspase la anchura de mi ser”
Se trata de una dimensión personal de su poesía donde la luz va a ser el eje trasmisor de la palabra que se aloja en su pecho, origen del alma, abrigo del corazón, alegoría de la vida y centro de gravedad de su voz poética.
Esta voz está «Detenida» dentro de los versos, que son como una casa en la que espera a que un lector desconocido le dé vida haciendo de la palabra un abrazo. En otras dos ocasiones se descubre a este alter ego reclamando protagonismo: en «La voz dormida», como símbolo de la reparación de su “ser herido” y desdoblándose en paloma que sufre un profundo dolor físico, real, en «Preguntas por mi dolor».
También hay pistas para el conocimiento del yo creador en «Búscame», donde nos expone una guía para aquellos que pretendan adentrarse en su interior, a través de la naturaleza, pero el límite de la indagación llega hasta donde comienzan sus sueños.
El lector se sitúa en el libro como un observador privilegiado ante los acontecimientos vitales o los profundos pensamientos.
Muchos son los elementos naturales a los que acude la autora para que expresen sus sensaciones, sus emociones, como la humilde hoja que cae sobre el río, los apocalípticos caballos del desamor y de la muerte o la reverberación de la luz en el agua, que es un llanto del alma…, como el abrazo al jacaranda o a la luna (el abrazo, otro tema presente a lo largo del poemario, como forma de amor místico)…, al igual que la lluvia a modo de encarnación de la inocencia, o como el mar, destino, anhelo e incluso personaje de cuento.
Las anécdotas biográficas como su pasión por la música en «Seducida por el canto», «El concierto», «Al maestro» son periódicas, del mismo modo que el recuerdo de su padre en «Búscame» y «Luna clara» o de su abuela, «Mi abuela Carmen», donde los epítetos marcan los mágicos detalles del poema. Sus hijos Silvio -corazón que late y que galopa- y Gabriela -hija de la luz-, así como su sobrino Ángel emergen por las páginas del libro dando fe del amor de madre y de su especial sensibilidad.
Salpicados entre sus páginas, aparecen los temas poéticamente recurrentes: la soledad,
recuerdos de infancia o las composiciones autobiográficas, en las que plantea un análisis reflexivo. En «Soy mujer del sur» nos habla de su nombre “soy Carmen” y juega con su significado: canto, canción, poema…, mientras que con «Alma de mujer» se confiesa -humildemente- y anuncia que “sin ser poeta nacerán poesías”.
Lo simbólico pulula a lo largo de su versos de manera constante: la libertad de los pájaros, de las cometas, el poder regenerador de la omnipotente luz, las estrellas, la lluvia -su deseo de ser agua como forma de unión natural con este mundo-… y las imágenes cercanas a Lorca o a Alberti como la luna, el pozo, el mar o la niña.
El dolor queda patente en numerosas ocasiones a lo largo de la obra. Es un tormento físico “de cuchillas de acero” que expresa los estadios del sufrimiento humano con una angustia insomne. Este aislamiento que produce la aflicción de saberse enfermo queda superado en el poema «Gratitud»
El único reproche encontrado en el poemario es el que podemos apreciar en «Equidistante», un texto donde los sentimientos se desnudan ante un espejo, con un juego de reflejos que culmina así: “cuando te perdí, me encontré”.
También veremos alusiones a pensamientos filosóficos y religiosos -hilo conductor en algunos de sus poemas-, con los que pretende diluir sus versos y consigue hacerlos trascendentes.
Dos personajes humanamente cotidianos están magistralmente dibujados: María Luisa, en «Cautiva» donde se describe el afán de superación de una mujer, truncado a veces por el fracaso. El otro es el «Saltimbanqui», héroe intermitente que trabaja gracias a los semáforos en rojo, fielmente retratado.
No hay que olvidar los homenajes a su Málaga natal, que se muestra en «Inmensidad», a Lorca, a M. Troisi, ni los poemas finales de su hija Gabriela que promete continuar la saga.
En resumen: un libro ameno, intimo, reposado y una promesa poética hecha voz, que expone la ternura de una mujer subiendo, peldaño a peldaño, la escalera hacia La Luz.
Confidencia
Escribo para que la 1uz
traspase la anchura de mi ser,
la belleza me contenga
y la palabra restaure el olvido.
Para eximir el dolor
pues nos hemos ido comiendo la tierra,
ya solo pisamos el asfalto.
Hasta la urraca que se ha posado
un instante en el alfeizar
lleva en su pico azabache
la luna menguante,
que sigilosa sustrajo a la noche.
Engullidos por el tiempo
devoramos la vida.
Escribir porque ya nada nos sorprende,
porque el canto y el verso
contienen la palabra
y la palabra es bienhechora
para trazar el camino a los sueños.
Porque escribir es una forma de amar,
de acariciar con las palabras.
Podemos con palabras
crear el final de la historia
y transformar el mundo.
Escribir para sanar,
conectar con mi yo superior
y que la poesía suceda. Del amor
Mis amores tienen nombres
son mis ansias, mis deseos.
Carrusel que no se detiene
carrusel que mueve el tiempo.
Mis amores tienen nombres
y si no, me los invento.
Los amores perdidos,
los llevados en secreto,
los que cultiva la mente,
los que la soledad mece en silencio,
los sinceros.
Los que morirán conmigo
porque conmigo nacieron.
Mis amores tienen nombres
son mis ansias, mis anhelos.
Y no han de importarme
amores ni nombres,
se ama sin pretenderlo.
El amor tiene alas
que nadie puede cortar
porque le nacen de adentro.
Blanca Uriarte, después de ser finalista en varias ocasiones por nuestros sellos editoriales ha obtenido el premio al mejor libro del año 2013 en la modalidad poesía de habla hispana por su libro: “Dados de luna”.
El premio es significativamente importante para nuestro grupo editorial, ya que Blanca, publicó su primera obra con nosotros y ha desarrollado en nuestros sellos su trayectoria literaria. Blanca Uriarte es una muestra y un ejemplo de la perseverancia y el trabajo bien hecho, y nos consta que esto es sólo el principio de una larguísima trayectoria que está por venir.
La poesía de Uriarte siempre se ha caracterizado por la defensa de los derechos de la mujer y de los derechos universales del hombre, una poesía cargada de humanidad, donde cobra más importancia la expresividad que tiene la autora en la intimidad y como se relacionan esos sentimientos con el mundo exterior.
Las escritoras madrileñas Rosa Montero y Marta Sanz han resultado ganadoras del Premio de la Crítica de Madrid que otorga la Asociación de escritores y críticos madrileños.
La ridícula idea de no volver a verte es una prueba de gran literatura, a medio camino entre la biografía y la crónica, con la sombra del diario de Marie Curie y su dolor tras la pérdida de su marido, Rosa Montero ha escrito un libro lleno de ternura, de reflexión y de una vitalidad que traspasa el dolor por la muerte de alguien querido haciendo más importante el amor mismo por la vida, en palabras de Alberto Infante, Rosa Montero consigue en un libro sobre la pérdida celebrar la vida…
Rosa Montero nació en Madrid en 1951 periodista vinculada al diario El País desde 1976, su obra narrativa se inicia con la publicación de Crónica del desamor en 1979, al que han continuado títulos ya imprescindibles como Temblor, Bella y oscura, Lágrimas en la lluvia o El peso del corazón. Ha merecido premios de prestigio como el Nacional de Periodismo, el Primavera o el Que Leer en dos ocasiones.
Vintage de Marta Sanz, galardonado este año con el premio de poesía, es toda una muestra de poesía rebosante de originalidad, frescura y una asombrosa capacidad de sorprender al lector en cada poema. Marta Sanz que también está construyendo una sólida obra como novelista, centra en Vintage una visión irónica del mundo, donde las metáforas y el doble juego del lenguaje lucen con voz propia, para Pablo Méndez se trata de una obra de las que no se olvidan por su intensidad y originalidad narrativa.
Nacida en Madrid en 1967, Marta Sanz es Doctora en Filología. Alterna la escritura de novela, donde ha conseguido importantes premios con títulos como Los mejores tiempos, Animales domésticos o Susana y los viejos, con la poesía, donde es autora de Perra mentirosa, Hardcore y Vintage que la están situando entre las voces más autorizadas y seguidas de su generación.
En palabras de José Elgarresta, escritor y presidente de la Asociación Madrileña de críticos y escritores madrileños, Rosa Montero y Marta Sanz han escrito dos libros que rompen la barrera de los géneros y llegan, cada uno de distinta forma, al centro de los buenos lectores de literatura.
Lorenzo Silva y Juan Carlos Suñén ganadores de los Premios de la Crítica de Madrid de novela y poesía respectivamente
Los escritores madrileños Lorenzo Silva, y Juan Carlos Suñén han resultado ganadores del Premio de la Crítica de Madrid que otorga la Asociación de escritores y críticos madrileños.
La marca del meridiano, de Lorenzo Silva ha conseguido convertir a su autor en toda una referencia internacional en la novela policiaca, su sutileza en los argumentos y la humnidad de sus protagonistas, ya míticos, convierten la obra en una propuesta indispensable dentro del género. En palabras de José Elgarresta, Lorenzo Silva tiene la capacidad de deslumbrar en cada página convirtiendo su lectura en una maravillosa contrarreloj.
Lorenzo Silva nació en Madrid en 1966 y estudió Derecho en la Universidad Complutense, la publicación en 1997 de La flaqueza del bolchevique, con el que quedó finalista del premio Nadal su puso el lanzamiento de un escritor que ha destacado de forma brillante en la novela policiaca pero que también ha escrito grandes novelas al margen, como Carta Blanca, Premio Primavera o El nombre de los nuestros. Su nombre está ya entre los escritores más destacados españoles y empieza a nombrarse con fuerza en el extranjero.
La habitación amarilla, es el último libro publicado de poesía de Juan Carlos Suñén, para Javier Pérez Ayala se trata de una poesía rebosante de imaginación, cercana a la naturaleza que busca al hombre en su necesidad de serenidad, de calma, de búsqueda interior.
Nacido en Madrid en 1956, Juan Carlos Suñén ha alternado con mucho acierto la crítica literaria y la creación poética. No en balde fue fundador de la revista El Critico, y colaborador asiduo del ABC Cultural y El Urogallo. Como poeta es autor de más de diez libros donde se encuentran obras muy elogiadas como Un ángel menos, Un hombre no debe ser recordado, o La prisa. Entre otros ha sido premiado con el Premio Rey Juan Carlos en 1991, Ciudad de Melilla en 1996 y Francisco de Quevedo en 2004.
En la quinta edición del premio de la Asociación de editores de poesía ha resultado ganador del premio al mejor libro del año 2012 en la modalidad poesía de habla hispana “Conversaciones con mi animal de compañía” dela poeta alicantina Francisca Aguirre.
“Conversaciones con mi animal de compañía” es el primer libro que saca la autora después de recibir el premio nacional de poesía en el año 2011 por su libro “Historia de una anatomía”.
Conversaciones con mi animal de compañía, de Francisca Aguirre
Premio de la Asociación de Editores de Poesía
La alicantina Francisca Aguirre (1930) y su obra Conversaciones con mi animal de compañía (ED. Rilke, 2012), ha resultado ganadora del premio que la Asociación de Editores de Poesía concede al mejor poemario editado en 2012.
Francisca Aguirre es autora de una extensa obra poética que inició en 1971 con la publicación de Ítaca, y que se consagró definitivamente en 2011 con la concesión del Premio Nacional por Historia de una anatomía, entre tanto debemos destacar obras como Ensayo general, Pavana del desasosiego, Nanas para dormir desperdicios, La otra música… Es también autora del libro biográfico Espejito, espejito y del libro de cuentos, Que planche Rosa Luxemburgo…
Francisca Aguirre ha ido alcanzando con los años un firme y creciente prestigio, casada con el también poeta Félix Grande, hoy muy pocos dudan en considerarla una de las voces más rigurosas, comprometidas y sugerentes de la actualidad literaria.
En palabras de Pablo Méndez, “Conversaciones con mi animal de compañía deslumbra por la ternura con la que Aguirre trata a los animales y el hondo sentido del humor, tan literario como irónico, que desprende cada uno de sus poemas”. El también editor Javier Jover ha destacado la inteligencia y la intensidad con la que Paca Aguirre se desenvuelve enuna temática poética nada fácil.