escritor

SABER AMAR

Beso silencioso como perfume invisible
boca con apariencia de beso
de plumaje vaporoso,
labios abiertos bajo luceros celestes,
donde ecos lejanos,
cantan resplandores del solsticio de verano.

Saber amar es asomarse al río
para observar los márgenes de su anhelo.
Es el verbo misterioso que brilla durante el día
y también en la noche.
Son los ojos que se cierran
para esconder el temblor del alma
dentro de los párpados.
Es un mar de pasión
y un sol lúcido,
son unos pies ligeros que escapan
y la inviolable huida que contiene la mirada;
es la rompiente espuma marina, cristalina,
que envuelve los cuerpos desnudos;
es un puñado de arena en mitad del desierto,
y la gota inmensa que contiene el océano
entre las luces del estío.

Saber amar, ese calor que hace que la sangre brille
cuando los cuerpos se estremecen entre los brazos,
cuando los labios besan el brío implacable
de las estrellas rizadas por el viento dorado,
como la lágrima que humedece la mejilla,
pero no la acaricia.

Mundo estremecido,
más allá de su inefable apariencia,
acunado en la dulzura de los senos,
aurora impaciente,
sonríe en la dicha de los labios.

Sedienta tarde endulzada por la saliva
de unos labios secretos
que llaman a los corazones
en ese instante evocador
del viento entre los árboles.